Las infecciones respiratorias engloban las de las vías respiratorias altas (nariz, garganta, bronquios…) o de las vías bajas, es decir, los pulmones. Las primeras son las más frecuentes y incluyen, entre otras, la rinofaringitis aguda (resfriado común), la faringoamigdalitis y la rinosinusitis. Las infecciones de los pulmones, denominadas neumonías, son las más graves pero, por suerte, menos comunes. Ambos tipos de infección (altas y bajas) pueden ser ocasionadas por virus o bacterias.
Negligencias médicas habituales en supuestos de infecciones respiratorias
En nuestra experiencia las negligencias médicas mas recurrentes relacionadas con las infecciones respiratorias son las siguientes:
Infecciones nosocomiales. Es decir, infecciones contraídas en un centro sanitario con ocasión de un ingreso en el mismo como consecuencia de una insuficiente esterilización o falta de asepsia. Deben distinguirse los supuestos en los que el contagio es consecuencia de una incorrecta profilaxis o cuidados, de aquellos otros, en los que se han adoptado todas las medidas establecidas en los protocolos y, aun así el contagio se produce, como suele ocurrir por ejemplo en pacientes entubados con largos periodos de ingreso en UCI.
Infecciones postoperatorias. Un caso relativamente frecuente se da en pacientes que han sufrido una cirugía torácica, o digestiva, que limita o incluso imposibilita su capacidad de defensa, frente a pequeñas broncoaspiraciones. Es decir, pacientes que, tras sufrir una cirugía, tienen mas o menos abolida su capacidad de toser (por los dolores propios de la cirugía) y, en consecuencia, disminuida su capacidad de evitar una bronco aspiración. En estos supuestos resulta crucial un estrecho control del paciente no solo para evitar que pueda asfixiarse en caso de una broncoaspiración importante, sino también por las infecciones que en el aparato respiratorio pueden producirse en caso de una pequeña aspiración.
Retraso diagnóstico neumonía. Este es quizá el caso mas habitual y desgraciadamente el mas grave. La neumonía se define como la infección que inflama los sacos aéreos de uno o ambos pulmones. Y es una enfermedad que puede ser extremadamente grave y que, en no pocos casos, puede llevar a un shock séptico y al fallecimiento del paciente. Como ejemplo, podemos citar un caso en trámite en nuestro despacho en el que un paciente joven de apenas 36 años de edad, sufrió un retraso diagnóstico de una neumonía durante dos días en los que acudió a su centro de salud y en los que, como consecuencia de la deficiente asistencia sanitaria dispensada, no se alcanzó el diagnóstico. Al tercer día el paciente ingreso en estado de shock séptico en un hospital donde finalmente, como consecuencia de la evolución de la neumonía fue necesario proceder a la amputación de ambas piernas y un brazo.