¿Qué es ictus?
El ictus es una enfermedad cerebrovascular que afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. También se la conoce como Accidente Cerebro Vascular (ACV). Ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro se rompe o es taponado por un coágulo u otra partícula. Debido a esta ruptura o bloqueo, parte del cerebro no consigue el flujo de sangre que necesita. La consecuencia es que las células nerviosas del área del cerebro afectada no reciben oxígeno, por lo que no pueden funcionar y mueren transcurridos unos minutos.
Existen a grandes rasgos dos tipos de Ictus:
- Ictus isquémico: reducción del flujo sanguíneo que persiste varios segundos o minutos tras lo cual se produce el infarto de tejido cerebral. Las causas mas comunes son la arteriosclerosis y los émbolos cardiogénicos.
- Ictus hemorrágico: según la localización de la hemorragia pueden ser: o Intracerebral, rotura de un vaso en el interior del encéfalo. Las causas de este tipo de hemorragia son hipertensión arterial, traumatismo, malformación arteriovenosa… o Subaracnoidea, presencia de sangre en el espacio subaracnoideo. Es menos frecuente y se debe a aneurismas y malformaciones arteriovenosas
El Ictus (o los accidentes cerebro vasculares) son una emergencia médica, el diagnóstico y tratamientos precoces pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Las más importantes sociedades científicas a nivel nacional e internacional han dedico grandes esfuerzos encaminados a establecer protocolos recomendaciones para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del Ictus. Tanto es así, que incluso las administraciones públicas lanzan de forma periódica a la población campañas informando de sus síntomas y recomendando acudir a un servicio de urgencias en el caso de la aparición de alguno de ellos.
Entre los signos o síntomas que permiten sospechar la presencia de un Ictus se encuentran:
- Adormecimiento o debilidadrepentina en la cara, el brazo o una pierna, especialmente en uno de los lados del cuerpo.
- Confusión repentina, dificultad para hablar o para entender.
- Repentina dificultad para andar, mareo, pérdida de equilibrio o coordinación.
- Problemas repentinos para ver en uno o los dos ojos.
- Dolor de cabeza repentino sin que se conozca la causa.
Las negligencias médicas que pueden ocurrir en caso de Ictus son fundamentalmente dos:
- De un lado el error o retraso diagnóstico. El diagnóstico del Ictus, es fundamentalmente clínico, es decir, se alcanza, normalmente, con la exploración realizada por el facultativo (sobre todo cuando los signos son claros y manifiestos) y en ocasiones es precisa la realización de pruebas diagnósticas (TAC, RMN, Doppler …) por ello en ocasiones una exploración no exhaustiva y detallada puede lugar a un error de diagnostico o a un retraso en el mismo.
- Omisión de pruebas y tratamientos oportunos. Como dijimos antes, un Ictus es una emergencia médica en la que cada segundo cuenta. Por ello el retraso en la asistencia, en la realización de pruebas diagnósticas, en la adopción de medidas terapéuticas (medicamentos como heparina o la realización de una tromboembolisis) son, por definición negligencias médicas.
Los daños que las negligencias médicas enunciadas pueden acarrear para el paciente que sufre un Ictus van desde el fallecimiento hasta lesiones cerebrales severas.
Si ha sufrido un daño o la pérdida de un familiar como consecuencia de las negligencias médicas descritas, le recomendamos que consulte con un abogado especialista en derecho sanitario.